PLAZUELA DE LAS CARRETAS (1904)
En los primeros cinco años del siglo XIX, Chinameca no tenía un lugar apropiado para comercializar los productos agropecuarios del municipio, ni aquellos provenientes de otras ciudades vecinas o del mismo Departamento; lo que la hacía estar rezagada de otras que ofrecían mejores condiciones a los comerciantes. En las ferias de la Ciudad, como la de San Juan, Agostina y la de Guadalupe, era cuando más afluencia de vendedores asistían para ofrecer su carga, la que llegaba en carreta tirada por la yunta, cubiertas por un cuero de res para proteger sus pasajeros y el producto para la venta. Mango indio, plátanos, guineos, dulce de panela, cañas de azúcar, hoyas, comales, porrones, tinajas, piedras de moler, derivados del henequén como matates, lazos, pita, sacos, sal de Usulután y hasta leña eran las ofertas comunes para los compradores locales y visitantes. Las que ingresaban de noche, portaban un candil carretero adelante y al centro del yugo, dejando escuchar el fuerte sonido de los aros de hierro de las ruedas chocando contra el empedrado. El problema para ellos era el estacionamiento de sus carretas, teniendo que buscar acomodo entre los buenos vecinos que prestaban el patio de sus casas, llenos de árboles, bajo los cuales desenyugaban y descansaban.
Derechos de Autor:
La presente información a sido autorizada para su publicación por el Ing.Carlos Humberto García Quintanilla, historiador de Chinameca.