BIOGRAFÍA DEL PROF. ALBERTO GUILLÉN CAMPOS (1906-2004)

Prof. Alberto Guillén Campos

Parte de los nietos y bisnietos

Doña Carlota vda. de Guillén y algunos de sus hijos

Alberto Guillén Campos, nació en la ciudad de Santiago de María, el 17 de Mayo de 1906; hijo de Agatón Guillén y Rosaura Campos, creciendo junto a su hermano Alfredo bajo el cuido esmerado de su padre ya que fallece la progenitora cuando ellos eran niños. Su cuna fué muy humilde y con muchas dificultades, por lo que los tres se ven obligados a emigrar a Santa Tecla en búsqueda de un mejor porvenir. Aquí Alberto, siendo ya un jóven emprendedor y visionario, consigue trabajo en un circo encargándose del cuido y alimentación de los animales recibiendo un pago muy bajo, lo que apenas le daba para subsistir en aquella ciudad, y aún así, ayudarle a su padre.
Pasan algunos años y hecho todo un hombre pierde el contacto con su hermano Alfredo; se traslada hasta La Unión en procura de mejores oportunidades laborales, colocándose como operador de los proyectores de películas de celuloide en el cine local. Aquí conoce a quien sería su esposa, la señorita Carlota Ramos, contrayendo nupcias. De ese matrimonio nacen doce hijos, siendo ellos, por su órden de mayor a menor: Victoria, Silvia Esther, José Rigoberto, Miguel Ángel,  Jorge Orlando, Dora Celia, Carlos Antonio, Edelmira del Carmen, Jorge Alberto, Benilda Esmeralda (fallecida), Guadalupe de la Paz y  Ramón, todos de apellidos Guillén Ramos. En la ciudad puerto, conoce al señor Virgilio Valle, un chinamequence, éste lo motiva a que trabaje para él y su esposa Bertila, decidiendo emigrar hacia ese lugar.
Luego de un tiempo, los esposos Valle serían sus compadres. En su nuevo ámbito y trabajo, Alberto se mete de lleno con el cine ROSVAL, nombre derivado resultante de unir Rosa y Valle, ROSVAL, la madre de don Virgilio. En este cine le hacía de todo, operador de los proyectores, unía la cinta o película cuando se reventaba, pintaba los carteles de las que próximamente serían exhibidas los que se colocaban en las afueras del mismo cine, en algunos postes del alumbrado público y en la esquina de la casa de la familia Valle al frente del parque, también las anunciaba en los alto parlantes y dejaba escuchar algunas melodías. Trabajo que sus hijos compartieron junto a su padre haciéndose técnicos de ésto. En esa época ya se había establecido en Chinameca la Escuela Normal de Maestros y no dejando pasar esa magnífica oportunidad de superarse ingresa a ella, de dónde se gradúa como maestro de instrucción primaria; consiguiendo ingresar al magisterio para ejercer la nueva profesión.
Su labor docente cultivando estudiantes, la realiza en Nueva Guadalupe y Chinameca, donde imparte materias como letras, ciencias sociales, dibujo y artes manuales las que eran su fortaleza. En en el seno familiar enseña a sus hijos la actuación escénica, lo hacía en uno de los cuartos de la casa; quienes heredan esa gracia y singulares cualidades por las artes que poseía don Alberto. Se le recuerda como un hombre ameno y de buenos modales ante la sociedad y muy disciplinado con la familia; organizó un sinnúmero de veladas sabatinas o shows que hicieron reír a grandes y chicos. Los hijos poseen ese estilo propio del padre, ameno y simpático, artistas de la actuación, músicos y cantantes, radiotécnicos y otras, maestros como él. El amor por su familia demostrado a diario, lo hizo ver como un padre protector, serio y ejemplar. Su descendencia alcanza además de sus doce hijos con su esposa Carlota, 20 nietos, 37  bisnietos y un tataranieto. Debido a que algunos de los hijos emigraron del país no ha sido posible establecer con exactitud su descendencia total. El profesor Alberto Guillén Campos, un santiagueño de nacimiento y chinamequence de corazón, apagó la proyección de sus enseñanzas y cerró el telón de su vida a los 94 años de edad el 4 de Mayo del 2000; descansando sus restos mortales en el cementerio municipal de Chinameca, que por el destino, reposa junto a la tumba de quien lo trajera a esta ciudad donde hizo familia, amigos y se le recuerda como un gran hombre. Sus buenas obras tan variadas y el talento, permanecerán en el recuerdo imperecedero de quienes fueron sus seres queridos en especial los hijos, amigos y alumnos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *